22/04/2025
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Explorando la nanofibra óptica con Felipe Quinteros

En el corazón de uno de los laboratorios de física de CFM, Felipe Quinteros, estudiante de doctorado en física nos abrió una ventana al fascinante mundo de la nanofibra óptica. Con una licenciatura y un magíster en física, Felipe está inmerso en investigaciones que prometen revolucionar campos como las comunicaciones cuánticas y los sensores avanzados.


Partiendo por ¿que es una nanofibra óptica? Felipe, explica que la nanofibra óptica es una fibra óptica convencional que se modifica mediante un proceso conocido como “calentado y estirado”. Este procedimiento reduce su diámetro a tamaños nanométricos entre 200 y 400 nanómetros lo que permite que la luz interactúe con el exterior de la fibra en lugar de viajar únicamente por su interior. Este fenómeno abre nuevas posibilidades para aplicaciones tecnológicas avanzadas.


Felipe y su clase han trabajado con una máquina especializada para fabricar nanofibras. Sin embargo, el proceso requiere alta precisión y mucho trabajo de prueba y error ya que una vez fabricadas estas fibras son analizadas utilizando microscopía electrónica, este método destruye las fibras durante el análisis. “Es un proceso lento, pero necesario para garantizar que las fibras tengan el diámetro exacto para nuestros experimentos”, señaló.


También agrega que la investigación más que nada se centra en el estudio de redes atómicas distantes utilizando nanofibras ópticas. Estas fibras actúan como un puente entre dos nubes atómicas separadas espacialmente, permitiendo que interactúen de manera controlada y eficiente. “En espacio libre, los átomos necesitan estar extremadamente cerca para interactuar. Sin embargo, gracias a la nanofibra, podemos separarlos y aún así lograr que ‘hablen’ entre ellos”, comentó Felipe. Este enfoque permite estudiar cómo entendemos estos sistemas cuánticos complejos, donde las nanofibras funcionan como una guía de onda que transporta luz y facilita la interacción entre los átomos. Este avance abre nuevas posibilidades para comprender mejor los fenómenos cuánticos y desarrollar aplicaciones tecnológicas innovadoras.


El estudiante de doctorado destaca el desarrollo de sensores altamente sensibles capaces de detectar sustancias químicas o medir campos magnéticos con precisión y, a largo plazo, estas fibras podrían ser clave para habilitar redes de comunicación cuántica más seguras y eficientes. Además, su uso en biología permitiría mediciones menos invasivas, preservando tejidos vivos durante los experimentos.


Por último, Felipe concluyó con entusiasmo sobre el potencial transformador de estas investigaciones: “Estamos justo en la etapa de decidir qué experimentos realizar con estas fibras. Las posibilidades son muchas y emocionantes”. Su trabajo no solo avanza los límites del conocimiento científico sino que también promete aplicaciones prácticas que podrían facilitar nuestro día a día.

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