Rompiendo paradigmas, El Niño se podría predecir con años de anticipación
Tres académicos de la Facultad desarrollan estudio que demostraría que el fenómeno natural El Niño, se podría predecir con hasta cuatro años de antelación. La investigación aún está en proceso, pero los resultados son prometedores para el posterior estudio que las disciplinas pertinentes realicen acerca de este suceso natural.
Hasta ahora, El Niño Oscilación del Sur (ENOS o ENSO, por EL Niño Southern Oscillation), se puede predecir con 6 meses de anticipación. Sin embargo, el Dr. Rodrigo Abarca del Rio (Departamento de Geofísica), junto al Dr. Felix Borotto y el Dr. Hernán Astudillo (Departamento de Física), han desarrollado una metodología que sugiere, se podría vaticinar este fenómeno hasta cuatro años previos al suceso. El estudio que los reúne, lleva alrededor de trece años de investigación.
El profesor Hernán Astudillo, comentó que “esto comenzó alrededor del año 2003, cuando conocí al profesor Abarca y me contó lo que hacía. Yo en esa época era Vicedecano de esta Facultad, así que tenía un interés por todas las cosas, y ahí acordamos empezar a ver qué tan misterioso era ese problema de la climatología.” Si bien el equipo inicial lo conformaban él y el profesor Abarca, al poco tiempo se sumó el profesor Félix Borotto, colega del Departamento de Física.
El trabajo realizado por los académicos, se sustenta en los registros históricos de los eventos, que datan de 1860. Respecto al objetivo del estudio, los profesores señalaron que “una de las funciones en física, entre otras cosas, es predecir lo que va a ocurrir. Ahora bien, no hay “bolas de cristal”, por lo que se debe entender correctamente lo que significa predecir, o prever; y es sencillamente saber las cosas antes de que ocurran. Así fue que nos dimos la tarea de entender bien qué es lo que la gente de climatología y física entendían del problema y qué podíamos aportar todos nosotros de diferente, de complementario, desarrollar y presentar una visión diferente. Sin modificar la información que tenemos, la separamos adecuadamente y pudimos ver lo que nadie había visto previamente. Esta separación ocurre en dos escalas de tiempo; en meteorología, cosa de unos cuantos días, y en climatología, que tiene que ver con años”.
Por lo anterior, separadas las señales en cuanto a esas escalas de tiempo, “pudimos entregar información científicamente válida de que el fenómeno es determinista para las escalas climatológicas, y no determinista para la escala meteorológica. A escalas climatológicas la predictibilidad del fenómeno El Niño/La Niña podría llegar a ser entre dos y cuatro años; nótese que decimos que existe la predictibilidad, y no es algo imposible como se pensaba”, de acuerdo a la investigación de los profesores.
Entonces, de acuerdo a los profesores, el objetivo es “entregar una herramienta predictiva, con limitaciones, pero que alcance a pasar lo que se llama la barrera Boreal (Boreal hace mención al hemisferio norte), que es algo así como 6 meses antes del evento, el cual generalmente se desarrolla entre diciembre y febrero. Así que la contribución después de estos años, es que despejamos una pregunta, “¿es predecible el fenómeno El Niño?” la respuesta aparentemente es que sí, porque nuestros trabajos fueron aceptados. La tarea ahora es ver si se puede predecir, pero en ningún caso estamos hablando de una “bola de cristal”.
Ahora bien, los profesores continúan diciendo que “lo que nosotros hemos verificado, en los registros históricos, es que hay procesos que son similares en el tiempo y que concluyen con un evento, incluso cuando el proceso en si dura cuatro años. Pudimos entonces comprobar que a lo largo de la serie, existen procesos que pueden durar hasta 4 años en distintos lugares de la serie de tiempo y que se repiten”.
Si bien esta investigación es prometedora, se deben tratar los conceptos con sumo cuidado. “Se puede hablar de un patrón, pero no de un patrón cualquiera. En el artículo que acabamos de publicar usamos una frase: “que tienen regularidades complejas”. Ahí nos metemos en el tema de la complejidad, que es un área gigante del conocimiento, un poco desconocida por lo demás. Hay cosas que aparecen en los sistemas complejos que no pueden ser inferidas a partir de los elementos que conforman estos sistemas. Así que la predictibilidad de esto hay que mantenerla bajo “paños fríos”, porque definitivamente una “bola de cristal” no es. Nosotros podemos, en base al pasado, proyectar posibles futuros”.
En relación al proceso, los académicos comentaron que “la parte más dura de todo era vencer el paradigma de que el fenómeno El Niño no era predecible; la gente que se dedica al clima estaba convencida de que no lo era porque lo habían intentado durante décadas utilizando diferentes tipos de herramientas. Hay trabajos de distintos investigadores del mundo estadístico que demostraban que el proceso era inclusive browniano.”
Durante el trabajo, los profesores han realizado dos publicaciones sobre su estudio. “En la primera publicación demostramos que de los grandes eventos, los que han causado los mayores desastres, en primera instancia, con el uso riguroso de los teoremas, si se podían predecir en cuatro o cinco años de sucesos. Es una medida increíble para los paradigmas que había en esos momentos. En el segundo trabajo, demostramos que toda la serie de información climática (es decir una vez realizada esta separación entre eventos meteorológicos y climáticos) es determinista, predecible, es decir, no eran sólo los grandes eventos sino que todos los eventos”.
De manera que, la siguiente etapa es “ordenar la mayor parte de los elementos que logramos separar en algo que podamos aclarar. En el segundo trabajo que publicamos, señalamos que era posible hacerlo, pero nos sobró algo, que no conocemos bien su naturaleza y tenemos que esclarecer. De lo que hemos separado en dos partes, una se puede predecir y la otra no sabemos lo que es, por lo tanto en este momento nuestra labor es entender de qué se trata esa otra parte, cuál es su naturaleza”.
En definitiva, la relevancia del estudio realizado por este equipo de académicos, es indiscutible para el conocimiento. “Nos hemos dado cuenta que la metodología que desarrollamos, aparte de ser nueva y de nosotros, nadie la hizo antes por lo que sabemos, nos permite después de esto quizás realizar varios estudios bien interesantes; uno de ellos por supuesto es ver cuánto podemos utilizar de esto para la predicción, cuánto de esta metodología podemos usar en una especie de árbol genealógico de los eventos que han ocurrido, y cuáles están relacionados con cuáles. Se abre una puerta bastante grande”, finalizó el profesor Astudillo.